cine queer

El cine queer nació en el Nueva York de los años 80, en plena crisis del sida, como una respuesta política, artística y afectiva de una comunidad marginada que decidió contarse a sí misma sin filtros ni intermediarios. Fue un acto de resistencia y supervivencia frente al silencio institucional y la homofobia hegemónica.

Orígenes y contexto
Surgió en la comunidad LGBTIQ+ golpeada por el VIH, la indiferencia del gobierno de Reagan y la precariedad social.

Las cámaras de vídeo baratas permitieron registrar sus propias vidas, funerales, amores y luchas, fuera de la industria cinematográfica.

Este movimiento se denominó New Queer Cinema, impulsado por cineastas como Derek Jarman, Gregg Araki, Todd Haynes o Cheryl Dunye, entre otros.

Rasgos fundamentales
Es un cine de denuncia y de rabia, nacido del hartazgo ante la marginación.

Autorepresentación: hecho por personas queer, sobre sus cuerpos y sus realidades, sin mediaciones heteronormativas.

Antinormativo y subversivo: busca romper identidades fijas y binarismos, disolver etiquetas como “gay” o “lesbiana” para abrazar lo raro y lo impuro.

Estética radical: privilegia lo experimental, los planos largos, estructuras no lineales y la cercanía emocional (cine táctil).

Política y ética: el acto de filmar es una forma de resistencia, una afirmación de existir y amar fuera del control capitalista.

Marginalidad productiva: se sitúa en los márgenes del sistema industrial, apostando por modos alternativos de producción y distribución.

Diferencias con el cine LGBTI+
El cine queer no busca solo representar identidades sexuales o de género, sino cuestionar las estructuras sociales, estéticas y políticas que las producen. Mientras el cine LGBTI+ puede integrarse en la lógica del mainstream, el cine queer propone una ruptura: desobedecer las reglas del relato hegemónico y crear nuevas formas de mirar, sentir y narrar.

Desafío contemporáneo
Hoy, su reto es mantener viva la rebeldía frente a la absorción del mercado y el queerbaiting de la industria. El cine queer del siglo XXI debe continuar siendo un espacio libre y disidente, capaz de mostrar corporalidades diversas y construir afectos fuera de la norma, tal como en sus orígenes: colaborativo, guerrillero y genuinamente político.

Zurian, F. A. (2023). ¿Qué entendemos cuando decimos «Cine Queer»?, en Estudios LGBTIQ+ Comunicación y Cultura,
3(2), pp. 239-243.

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