Conocí la obra de Pietro Spirito por pura recomendación de un amigo, y lo que encontré fue puro vértigo estético, crítica mordaz y descaro a lo queer. Su colección 2024 es un festival visual donde nada es gratuito y todo está dispuesto para desmembrar prejuicios y celebrar la diferencia.










Entrar en su mundo —y lo digo en primera persona— es atravesar el límite entre lo humano y lo animal, entre el deseo y la caricatura, entre lo bello y lo incómodo. Esas figuras de cerámica, con cuerpos humanos y cabezas de animal, no son simples juegos: aquí hay una idea obsesiva del cuerpo como territorio de libertad y transgresión. Lo animal, lejos de reducir, potencia el mensaje: rompe cánones y hace del instinto una celebración queer.
El vuelo estético de Spirito no se conforma con lo convencional. Elige técnicas que oscilan entre la fragilidad y la fuerza, modelando cerámica como quien desafía la ley de gravedad y de la costumbre. No hay miedo al exceso, ni pudor ante el detalle. Cada volumen, cada línea y color son una invitación a la provocación: a mirarse en el espejo y ver la propia diversidad—sin máscaras, sin disculpas.
La crítica social está en cada centímetro de su obra: cuestiona el narcisismo contemporáneo, mastica la cultura del selfie y del exhibicionismo, y la devuelve transformada en animalidad y deseo colectivo. En Pietro, el arte no es pasividad, es acto político y emocional. Un manifiesto contra la represión, un guiño juguetón que incomoda a quien pretende domesticar el placer y la identidad.
Desde la perspectiva LGBT, Spirito no solo ilustra sino que celebra: cada escultura es un grito de resiliencia, orgullo y autoaceptación. Sabe que el arte puede ser bandera, reflejo y trinchera, así que no se guarda nada. Exhibe, comparte, desafía y conecta desde Instagram hasta galerías de Berlín y París.
La colección 2024, para mí, es pura invitación a mirar y ser mirado, a romper esquemas con belleza irreverente y verdad brutal. Justo como nos gusta en La Caja LGBT: sin anestesia, sin rodeos, y siempre celebrando el derecho a ser uno mismo.
















